lunes, 18 de agosto, 2025

Tres bombas de gran calibre de la Segunda Guerra Mundial obligan a desalojar a 20.000 personas en Colonia

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Un incidente en Colonia dejó en evidencia el grave problema de las bombas sin explotar, que aún representan una amenaza en muchas regiones del mundo.

Desactivación en Colonia y la masiva evacuación

El miércoles 4 de junio, quince parejas tenían programado intercambiar votos en el ayuntamiento de Colonia, pero la ceremonia se canceló porque el edificio se encontraba en medio de una zona de evacuación. La causa: tres bombas pesadas de la Segunda Guerra Mundial, descubiertas durante estudios para obras de construcción en el barrio de Deutz.
Las bombas eran una de 10 toneladas y dos de 20 toneladas, de origen estadounidense, con espoletas de impacto que no podían ser movidas por seguridad. La desactivación en el sitio requirió la evacuación de unas 20,500 personas, incluyendo hospitales, residencias de ancianos y hoteles.

La magnitud del problema en Alemania

En Renania del Norte-Westfalia, solo en el último año, se desactivaron más de 1,600 bombas. La creciente actividad de construcción —como la colocación de cables de fibra óptica, renovación de puentes y reconstrucción de carreteras— hace que estos hallazgos sean cada vez más frecuentes.
El estado y Alemania en general están acostumbrados a estas operaciones, que involucran una logística colosal: en 2024, en solo esa región se recogieron miles de municiones, minas y bombas, muchas de las cuales provienen de la Segunda Guerra Mundial y otros conflictos.

Problemas en Europa y en otros países

En áreas metropolitanas como Hamburgo, Berlín y el Ruhr, la presencia de restos explosivos sigue siendo frecuente, ya que estos lugares fueron objetivos de bombardeos aliados.

El problema no es exclusivo de Alemania; en países vecinos también abundan los remanentes de las guerras mundiales:

  • En Francia y Bélgica, municiones en regiones como Verdún y Somme.
  • En Italia, antiguos artefactos explosivos reaparecidos en el valle del Po.
  • En el Reino Unido, una bomba alemana de 1.000 kg detonada en Exeter en 2021 dañó más de 250 edificios.

La situación en Europa y más allá

En Polonia y República Checa, toneladas de municiones sin explotar aún permanecen enterradas, incluyendo bombas británicas “Tallboy” desactivadas en 2020 en Polonia y accidentes mortales recientes en la región.

En los Balcanes, restos de conflictos de los años 90 continúan poniendo vidas en peligro, y en otros continentes la situación es aún más grave:

  • En Vietnam, mueren personas por bombas de racimo estadounidenses.
  • En Laos, más de 80 millones de restos explosivos de la guerra de Vietnam permanecen enterrados.
  • En Siria, Irak y Gaza, minas y artefactos explosivos aún representan un riesgo constante.

Desafíos en la desactivación y los costos

En Alemania, las labores de desactivación son asumidas en su mayor parte por las regiones, con el gobierno federal solo responsable de residuos del antiguo Reich. El costo en 2023 en Renania del Norte-Westfalia fue de unos 20 millones de euros.

La tecnología para desactivar bombas ha evolucionado, pasando de métodos manuales en los años 90 a sistemas automatizados de corte por agua, que permiten extraer detonadores desde una distancia segura.

El trabajo de desactivación: una carrera contra el tiempo

Se estima que en Alemania aún hay decenas de miles de bombas sin explotar, sumando hasta 100,000 toneladas de municiones. Cada operación es una carrera contra el envejecimiento y corrosión, que aumenta el riesgo de explosión con el tiempo.

La digitalización y nuevas técnicas ayudan a reducir riesgos, pero no eliminan la peligrosidad de cada hallazgo. La edad y deterioro de las bombas complican aún más las labores de desactivación.

Caso especial: Ucrania

Desde la invasión rusa, Ucrania enfrenta una situación particularmente grave. Más de la cuarta parte de su territorio está afectado por minas, bombas de racimo y restos explosivos. Hasta ahora, se han desactivado más de medio millón de artefactos, pero aún quedan millones, causando muerte, destrucción de tierras agrícolas y crisis humanitaria y económica. La limpieza del territorio será una tarea monumental en los próximos años.

Conclusión

La desactivación de bombas sin explotar, ya sea en Alemania, en regiones afectadas por conflictos históricos o actuales, sigue siendo un desafío global. Es un símbolo silencioso de guerras pasadas y presentes, que requiere recursos, tecnología y tiempo para salvar vidas y proteger comunidades.